Renovando un armario empotrado; antes y después.

La habitación de Alba es la más tranquila de la casa por dar al patio interior, pero por este mismo motivo es también la más oscura. Si a esto le unimos que es algo pequeña, lo que peor le viene es un armario empotrado de madera oscura.



No sé cuanto años tiene, pero ya se veía un poco deteriorado así que decidí darle un nuevo aire más fresco. Elegí pintura acrílica color blanco carrara, para evitar un blanco puro que es más frío, y el papel adhesivo blanco con florecitas azules, una vez más del bazar chino de mi barrio.

Desmonté las puertas y desatornillé las bisagras y los tiradores para poder pintarlas con más facilidad y sin obstáculos que manchar. Ojo, cuando quitéis las bisagras recordad dónde iba cada una pues cogen forma con el paso de los años y si las cambias de lugar luego cuesta la misma vida encajarlas todas a la vez con su pareja.

Se debe lijar un poco la superficie con una lija de grano fino y luego limpiarla bien antes de comenzar a pintar. Como la madera no estaba en mal estado prescindí una vez más de la imprimación por aquello de ser sintética y comencé directamente aplicando la pintura con rodillo de esponja. Necesité varias manos para conseguir una cobertura homogénea.

La parte interior de las puertas las forré con el ironfix que compré en el chino. Como el ancho no cubría totalmente la puerta (esto habría sido lo ideal para forrar toda la puerta de una sola vez y sin cortes), tuve que hacerlo con el largo. Fijé el primer trozo guiándome por  uno de los extremos de la puerta  y el largo para asegurarme que el papel quedaba recto. Se pega hasta el final y se corta a ras con un cúter. A partir de ahí se pegan el resto de trozos uno tras otro, solapándolos un poco para evitar que se vea la madera si nos torcemos al pegar el papel.

  La estructura del armario también había que pintarla y esto os aseguro que fue lo menos divertido. En las partes más planas se puede continuar con el rodillo, pero en las juntas, esquinas y otras partes hay que utilizar brocha. Hay que intentar extender bien la pintura para que el acabado sea más fino y parecido al conseguido con el rodillo. Si no queréis quitar las bisagras de la estructura lo mejor será que las tapéis con cinta de carrocería, así como las partes donde madera y pared se juntan.

Conservé los tiradores de las puertas grandes ya que me parecían bonitos y que le daría un toque especial al armario. Sin embargo, los de la parte de arriba los  sustituí por unos que compre en Zara Home; de cerámica, verdes y con un a flor tallada.













Después de varias semanas de trabajo (y varias manos de pintura), por fin terminé el armario. Resultó ser mas fácil de lo que esperaba, pero también mas duro. De todas formas os animo a hacerlo pues el resultado mereció la pena.

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